Los Peligros del Perfeccionismo

"La práctica hace la perfección"- que frecuente es esta frase, la preferida de los profesores de instrumentos alrededor de todo el mundo... Es como un pequeño mantra, pero es uno que puede causar potenciales efectos negativos muy serios y duraderos si se toma muy literal. 

Los músico tienen que practicar. La práctica repetitiva, comprometida y de calidad entrena la memoria de procedimiento ( que los músicos y deportistas llaman "memoria muscular") y lleva a un conocimiento más profundo y mejor entendimiento de los componentes motrices y auditivos que tiene la música. Practicar de esta manera lleva a la maestría y nos prepara para ir más allá dentro de la música y eso nos hace íntimos con sus miríados detalles, grandes y pequeños. Mientras hacemos esto, ponernos altos estándares es fundamental para mejorar y continuar creciendo como músicos.

Pero el perfeccionismo es una construcción humana, un ideal ante una realidad cuantificable y que es una imposibilidad. No importa cuán duro trabajes para mejorar tus habilidades motrices en la ejecución de un instrumento musical, no existe una garantía de que jamás cometerás un error. Si vas a los conciertos de los más grandes virtuosos en el mundo seguro escucharás algunos errores, si prestas la suficiente atención. Como seres humanos, no somos perfectos y a pesar de nuestros mejores esfuerzos somos sujetos de circunstancias fueras de nuestro control sin importar cuánto tiempo pasemos en la sala de ensayo.


Desafortunadamente, el deseo de la perfección es omnipresente en la sociedad actual y la necesidad de alcanzar la perfección es inculcado en nosotros desde muy jóvenes. "Entiéndelo" y "ser perfecto" perforan en la mente de los niños desde el momento en que entran al sistema educativo formal, en donde son constantemente juzgados y puestos a prueba, donde las respuestas correctas son recompensadas con pegatinas y otros símbolos de aprobación y los errores considerados como "incorrecto".

Como músicos, si cargamos con la idea irrealista del perfeccionismo en la sala de ensayo podemos fácilmente frustrarnos con nuestra forma de tocar si nos equivocamos en una sola nota y esto puede llevarnos a un sentimiento perpetuo de insatisfacción, resentimiento y ansiedad al practicar y al actuar en público. Esto agrega una presión indebida en el músico, llevando a problemas con el autoestima, ansiedad al actuar e incluso una herida crónica, tal como RSI y la tendinitis, y el esfuerzo que se hace para alcanzar este objetivo irrealista puede destruir nuestro amor por la música, por la forma en que tocamos y robarnos nuestra felicidad, expresión, comunicación y libertad al hacer música. En resumen, puede llevarnos a olvidar el por qué hacemos música.


La frase de "la práctica hace la perfección", junto con "practica hasta que nunca te equivoques", alienta hábitos poco saludables de trabajo que nos llevan a la inconsciente práctica mecánica que nos lleva a pasar por alto detalles cruciales en la música. El perfeccionismo se filtra en el subconsciente y crea un estilo de personalidad omnipresente difícil de romper y una apariencia negativa y poco saludable. Esto nos impide practicar en experiencias desafiantes y reduce nuestro disfrute al tocar, creatividad, innovación, espontaneidad y asimilación del conocimiento, todas, practicas cruciales de un músico. Si siempre estás concentrado en tu propia ejecución "perfecta", no podrás concentrarte en aprender tareas, porque, cometiendo errores es que aprendemos.

Un error debería llevarnos a evaluar qué es lo que estamos haciendo: un acorde mal colocado, apuro al tocar ciertas notas que pueden señalar un esquema incorrecto de digitaciones, por lo que sería más sencillo rectificar. Todos los errores y resbalones deberían ser oportunidades para el autoanálisis y crítica, resultando en la autocorrección, mejora y progreso. La práctica repetitiva debería ser más sensible y resignarse al mantra "la práctica es permanente" y es la permanencia, un conocimiento íntimo y profundo de la música, que viene de una práctica inteligente que asegura que al tocar no seremos descarrilados por resbalones y errores, y que podemos seguir tocando "en el momento" con creatividad, libertad y una vibrante expresión. 

Las personas frecuentemente, y erradamente, equiparan perfección con excelencia. Mientras el perfeccionismo es negativo y dañino, la excelencia, en la otra mano, es realista, alcanzable y positiva. La excelencia involucra el disfrute de lo que haces, sentirte bien sobre lo que has aprendido y alcanzado, desarrolla confianza y la capacidad de respuesta y ofrece una continua inspiración. Y por la búsqueda de la excelencia podemos mantenernos conectados con nuestra musa artística, nuestro deseo de hacer música y el significado general de esa música.



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